BLOG: LA SELVA Y YO

El poder de la energía de la selva es innegable, conocerla sólo confirma todo lo que los relatos dicen. Pero muchas veces lo que produce es imposible de explicar: terror, tranquilidad o curiosidad (incluso todas al tiempo).

Mientras estaba en Leticia sólo por momentos iba a la selva, pero después volvía a la ciudad, el trámite era simplemente de visita. En mi estancia en Puerto Nariño estaba siempre en la frontera, la selva me rodeaba constantemente y simplemente no podía escapar de ella. En la reserva natural Palmarí, viví por unos días dentro de ella, era parte de ella.

También caminé y navegué  la selva en todos los momentos del día:  con el sol, con la luna y al atardecer. Estuve con ella sola y acompañada. La vi desde abajo, cuando estaba dentro de ella y su altura me sofocaba. Desde arriba cuando escalé sus árboles. En el medio cuando estuve en sus zonas inundadas.

En pocos días pude vivirla prácticamente de todas las maneras posibles y aunque es una sola, cada vez que se está en ella, es totalmente diferente. Simplemente, espectacular.

 

 

 

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